Virus, bacterias y sustancias extrañas. Nuestro sistema inmunológico libra numerosas batallas a diario, pero hasta el guerrero más fuerte se queda sin aliento. No todos tenemos la suerte de contar con un sistema inmunitario fuerte. Las personas que enferman reiteradamente quieren fortalecer sus defensas cuanto antes. Este artículo te ofrece consejos y trucos para reforzar el sistema inmunitario.
Un sistema inmunitario fuerte es la mejor forma de prevenir infecciones. Hay más de doscientos virus que pueden provocar un resfriado común. Además, hay innumerables patógenos que pueden causar, por ejemplo, infecciones de orina, molestias gastrointestinales o infecciones fúngicas. Mantener a raya a estos culpables es “misión imposible”, ya que se encuentran en todas partes: en el aire, al dar la mano o al tocar picaportes sucios. Por eso es tan importante reforzar las defensas del cuerpo.
Las personas no reparan en la importancia de un sistema inmunitario fuerte hasta que este escudo de protección “falla” y empiezan a enfermar constantemente.
Los resfriados y las infecciones gripales son más frecuentes en otoño e invierno. No es de extrañar que nuestro sistema inmunitario se vea afectado por la “falta de sol” y el frío. Por lo tanto, es importante reforzar el sistema inmunitario con vitaminas y nutrientes adecuados, especialmente en los meses más oscuros del año, pero ¿cuál es la mejor forma de hacerlo?
Tanto si se trata de una caminata por el bosque bajo la lluvia como de un paseo por la montaña con raquetas de nieve, con las vitaminas y oligoelementos adecuados estarás bien equipado por dentro como por fuera durante el otoño y el invierno. Cuando se trata del sistema inmunitario, las siguientes vitaminas y oligoelementos son especialmente recomendables:
Vitamina C: la vitamina C es lo primero en lo que piensa mucha gente a la hora de reforzar las defensas. Esta vitamina hidrosoluble ayuda a combatir a los invasores y protege el cuerpo frente al estrés oxidativo que puede debilitar el sistema inmunitario.
Zinc: el zinc es otro clásico inmunitario. Este oligoelemento no solo contribuye a la función de barrera de la piel y las membranas mucosas, que forman un importante escudo protector contra los invasores, sino que también es necesario para la formación y activación de diversas células inmunitarias. Además, el zinc protege nuestro cuerpo frente al estrés oxidativo, que puede debilitar la respuesta inmunitaria.
Vitamina D: la vitamina D también desempeña un papel en el sistema inmunitario del organismo y, por lo tanto, contribuye de forma valiosa a mejorar las defensas. Sin embargo, en la época más fría del año, el sol no es capaz de generar suficiente vitamina D a través de la piel, por lo que hay que prestar atención a los niveles de esta vitamina y comprobarlos periódicamente.
Vitamina A: la vitamina A refuerza las mucosas, incluidas las de la nariz y la garganta, que forman un importante escudo protector contra los patógenos ambientales desde el interior.
Hierro: el hierro es menos conocido en esta función, pero también contribuye a un funcionamiento normal del sistema inmunitario; sobre todo, deben vigilar sus niveles de hierro las mujeres en edad fértil.
Vitamina B: las vitaminas del grupo B en su conjunto contribuyen a un sistema inmunitario potente. Ayudan a las defensas inmunitarias a detectar patógenos, mantienen intactas las membranas mucosas y favorecen el crecimiento celular.
Cobre y selenio: el cobre y el selenio también desempeñan un papel en el sistema inmunitario. Mientras que el selenio influye en la actividad de las células de defensa, el cobre puede aumentar la vida útil de los glóbulos blancos.
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Quienes compran alimentos frescos de la región, que están de temporada y que, idealmente, han crecido en el campo, le ofrecen al cuerpo una ración adecuada de vitaminas y minerales. Debemos suministrar sustancias importantes al cuerpo con la ayuda de una dieta sana y equilibrada.
Los alimentos naturales, como frutas, verduras, frutos secos y semillas, están repletos de importantes micronutrientes y fitoquímicos. Por ejemplo, las bayas, el brócoli y los cítricos proporcionan vitamina C; la vitamina A en forma de betacaroteno se encuentra en verduras de hoja verde oscuro, batatas y zanahorias; y el zinc está presente en cereales integrales, legumbres y frutos secos. También hay plantas que refuerzan el sistema inmunitario gracias a sus ingredientes especiales, por ejemplo, el ajo, la cúrcuma, el tomillo y el saúco. Además, los alimentos de origen vegetal también son buenas fuentes de fibra, que favorece nuestra flora intestinal, un apoyo inmunitario importante. Si se desea fortalecer la flora intestinal de forma específica, se puede optar por alimentos prebióticos como el salsifí, las alcachofas o la achicoria. En cambio, la carne, la harina refinada, los alimentos ricos en grasas, el azúcar y los productos procesados se deben consumir con moderación.
Las personas que beben muy poco, no solo están cansadas y agotadas, sino que son más propensas a las infecciones. Uno de los motivos es que las mucosas se secan. Debido a la falta de humedad, los virus y las bacterias no pueden eliminarse adecuadamente. Asegúrate también de hidratarte lo suficiente, preferiblemente con agua y tés de hierbas sin endulzar.
El ejercicio al aire libre no solo reduce el estrés, sino que estimula la circulación y el flujo sanguíneo, y favorece el buen humor y un sueño saludable. El ejercicio regular tiene un impacto positivo en el sistema inmunitario, ya que no solo fortalece los músculos, sino también las células de defensa del cuerpo. Esto ayuda a combatir los patógenos de forma más rápida y eficaz en caso de infección inminente. Es importante que realices ejercicio de forma habitual (al menos tres veces media hora a la semana). Sin embargo, no debes excederte: si te sometes a una práctica deportiva demasiado intensa o haces deporte mientras sufres infección aguda, conseguirás el efecto opuesto.
Igual que sucede con el estrés, el alcohol y la nicotina son factores de riesgo típicos que pueden debilitar el sistema inmunitario. Por ejemplo, el estado de embriaguez reduce significativamente la actividad del sistema inmunitario durante 24 horas. El consumo regular de alcohol inhibe la actividad de las células inmunitarias y la nicotina interfiere en el trabajo de los glóbulos blancos en el cuerpo, que son responsables de detectar y destruir los patógenos.
El sistema inmunitario de los niños tiene un largo camino por recorrer. Aunque los recién nacidos ya tienen una inmunidad innata que puede detectar y destruir a los invasores no deseados de forma no específica, la inmunidad específica, otra potente defensa, tiene que madurar durante los primeros diez años de vida. Por eso, es normal que los niños, sobre todo, los más pequeños, desarrollen infecciones con mucha más frecuencia que los adultos. No obstante, el sistema inmunitario infantil puede ganar resistencia tomando varias medidas. Aquí encontrarás más información:
En el intestino se producen defensas fuertes. La flora intestinal, con sus diez mil millones de bacterias, está en constante interacción con el sistema inmunitario intestinal: entrena a las células inmunitarias y estimula la formación de defensas que benefician no solo al intestino, sino también a otras partes del cuerpo, como la mucosa nasal. Todo esto convierte el órgano digestivo en una parte importante de la red inmunitaria, como reflejan las cifras: el 70 % de todas las células inmunitarias se encuentran en el intestino delgado y el colon, donde se producen casi el 80 % de nuestras reacciones defensivas.
Entonces, ¿qué podemos hacer para fortalecer el sistema inmunitario intestinal?
La madre naturaleza alberga muchos tesoros que pueden ayudarnos a fortalecer el sistema inmunitario de forma natural. Las plantas conocidas con estas propiedades incluyen:
La jara es un modesto arbusto que crece en el Mediterráneo. La planta tiene una larga tradición de uso en su lugar de procedencia, donde se considera eficaz contra cualquier tipo de infección.
El eucalipto ya era conocido como el "árbol de la fiebre" entre los indígenas australianos en la era primitiva. La planta, rica en aceites esenciales, tiene propiedades antibacterianas, antiinflamatorias y expectorantes, por lo que es adecuada para el tratamiento complementario de las infecciones respiratorias.
Además de bonita por fuera, esta magnífica planta atesora muchas propiedades en su interior. Se utiliza de forma complementaria para tratar los resfriados gracias a sus propiedades antiinflamatorias, antivirales e inmunoestimulantes.
La quercetina es una sustancia natural con propiedades antivirales, inmunomoduladoras y antiinflamatorias que está presente en numerosas frutas y hierbas. No es de extrañar que los estudios clínicos demuestren que la quercetina puede aliviar los síntomas de las enfermedades respiratorias.
La cúrcuma es una especia que no solo hace que nuestra dieta sea más sabrosa y colorida. También tiene importantes propiedades internas. Esta planta tiene efectos antiinflamatorios y favorece nuestras defensas.
El uso de hongos vitales está sólidamente vinculado a la medicina tradicional china. Algunos hongos vitales, como el reishi y shiitake, favorecen el sistema inmunitario. Las sustancias que contienen pueden influir en la actividad de las células inmunitarias y equilibrar el sistema inmunitario.
Hoy en día, se sabe que las bacterias y virus se transmiten generalmente a través de las manos. En consecuencia, los asideros del transporte público, los cajeros automáticos, los apretones de manos, etc. suponen un riesgo subestimado en términos de contagio. Y, como de media, nos llevamos los dedos a la cara cada cuatro minutos, facilitamos el camino a los patógenos. Por tanto: mantén las manos alejadas de la cara y lávatelas bien cada cierto tiempo.
Disfruta de descansos frecuentes para relajarte y respirar bien. Para lograr una limpieza holística, no solo debe prestarse atención al cuerpo, sino también a la mente y al espíritu. El estrés permanente y la sobrecarga psicológica debilitan el sistema inmunitario. Por lo tanto, buscar formas de relajarse puede ayudar a mantener una buena salud incluso en los momentos estresantes. Así por ejemplo, es posible reducir uno de los hábitos diarios de la vida moderna: ignorar el smartphone o el portátil durante al menos un tiempo y pasar tiempo desconectados: el yoga, la meditación o un agradable paseo al aire libre ayudan a relajar el cuerpo y la mente.
Las visitas regulares a la sauna no sólo son relajantes, sino que también fortalecen nuestro sistema inmunológico. Además, las visitas a la sauna entrenan nuestros vasos sanguíneos. Por eso, no sólo hay que ir a la sauna en otoño e invierno, sino también en primavera y verano. Precaución: Si ya está resfriado, es mejor posponer su visita a la sauna. Las grandes fluctuaciones de temperatura pueden suponer un esfuerzo excesivo para el organismo.
Precaución: Si ya está resfriado, es mejor evitar la sauna. Las grandes oscilaciones de temperatura pueden sobrecargar demasiado el organismo.
Al igual que las sesiones de sauna, las duchas alternas también entrenan los vasos sanguíneos y refuerzan así el sistema inmunitario. Dúchese primero con agua caliente y luego con agua fría. Empezar por la parte exterior de las piernas y luego ducharse por la parte interior. A continuación, pase lentamente a la parte superior del cuerpo y de los brazos hasta que su cuerpo se acostumbre al frío. La temperatura del agua fría debe elegirse de forma que sea soportable.
También es importante dormir lo suficiente, ya que el sistema inmunitario produce y aprende células inmunitarias durante los periodos de descanso. El insomnio puede reducir drásticamente el número de células de defensa y debilitar así el sistema inmunitario. Si duerme unas siete u ocho horas al día, dará a su cuerpo tiempo suficiente para recuperarse. Durante la noche, el sistema inmunitario trabaja a toda máquina y produce más glóbulos blancos, por ejemplo. Quien empieza el día bien descansado no sólo es más eficaz, sino también menos propenso a los resfriados.
El aire caliente de la calefacción seca las membranas mucosas de las vías respiratorias, que de este modo proporcionan una superficie de ataque ideal para los virus y otros patógenos. Mientras que los expertos consideran que los humidificadores eléctricos son críticos debido al potencial de colonización de patógenos, las plantas de interior y un recipiente de agua sin tapar (idealmente una olla de arcilla, cambiar el agua regularmente) en el calentador pueden aumentar la humedad de forma natural.
Con pequeños cambios en el clima de la sala, podemos aumentar considerablemente el factor de bienestar. Una ventilación intermitente regular, por ejemplo, garantiza un buen suministro de oxígeno y, sobre todo en oficinas diáfanas, reduce enormemente la contaminación por gérmenes. Para obtener un nivel agradable de oxígeno y humedad, abra todas las ventanas de la sala varias veces al día durante cinco o diez minutos y vuelva a cerrarlas. De este modo, el aire utilizado se renueva en gran medida.
Conclusión: un sistema inmunitario potente es la mejor defensa frente a las infecciones de todo tipo. Además de un estilo de vida saludable, caracterizado por dormir lo suficiente, el ejercicio, el aire fresco y una dieta sana, nuestras defensas también se benefician del efecto de determinados nutrientes, ya que, con la cantidad suficiente, estará bien equipado.
En general, las personas con un sistema inmunitario fuerte se sienten llenas de energía. Cuando se resfrían o sufren una infección gástrica, se recuperan rápido y bien. Las buenas digestiones y el sueño reparador también son indicios de un sistema inmunitario fuerte.
El sistema inmunitario de los bebés depende en gran medida de la madre, sobre todo, durante los primeros meses de vida. Recibe anticuerpos maternos a través del cordón umbilical cuando aún está el útero como medida de protección. Además, los lactantes también se inmunizan con anticuerpos que reciben a través de la leche materna. Si esta protección se pierde, el sistema inmunitario del pequeño puede reforzarse con aire fresco, buena ventilación y suficiente sueño.
Para fortalecer el sistema inmunitario en estado de buena esperanza, la futura madre debe seguir una dieta saludable que brinde al cuerpo todos los micronutrientes que necesitan tanto ella como el bebé. Además, determinados inmunonutrientes especiales, con la asesoría de nuestro especialista, pueden equipar el sistema inmunitario de las mujeres embarazadas.
Una dieta saludable, una ingesta adecuada de líquido, el ejercicio regular y el aire fresco, un sueño reparador, un intestino sano, una actitud positiva ante la vida y un nivel reducido de estrés y de sustancias nocivas para el organismo (p. ej., alcohol y nicotina) también son fundamentales para reforzar el sistema inmunitario durante la vejez. Además, las defensas del organismo también pueden reforzarse específicamente con una sofisticado preparado inmunitario.
Es importante conocer los motivos de la susceptibilidad a las infecciones para poder tratar el sistema inmunitario lo antes posible. A menudo, merece la pena echarle un vistazo al suministro de nutrientes. Una prueba diagnóstica de laboratorio puede ayudar a revelar posibles carencias de inmunonutrientes para poder abordarlas rápidamente con ayuda de un suplemento específico.
Una dieta saludable, una ingesta adecuada de líquido, el ejercicio regular y el aire fresco, un buen sueño, un intestino sano, una actitud positiva ante la vida y un nivel reducido de estrés y de sustancias nocivas para el organismo (p. ej., alcohol y nicotina) contribuyen a reforzar el sistema inmunitario. Además, las defensas de nuestro organismo también pueden reforzarse de forma específica con inmunonutrientes y extractos de plantas que estimulen el sistema inmunitario.
